16.3.14

Cincuenta sombras de Gregorio - Rossella Calabrò

Aquí os dejo otra entrega de los libros que ocupan nuestras estanterías. 
Esta vez, Las cincuenta sombras de Gregorio. Muy recomendable si te quieres reír.
Sombra n.º 1
EL ASCENSOR
Estamos a punto de explorar juntos el mundo de los matices de Gregorio. Pero, como queremos evitar gemir por el cansancio en lugar de por la tensión erótica, tomémonoslo con calma y no subamos cincuenta pisos a pie. Acompañamos, pues, al espécimen masculino definido en la literatura como Mr. Grey mientras sube con su amada en el ascensor. Como es obvio, le cede el paso, en parte por galantería innata, en parte para entregarse a sofisticadas observaciones traserológicas. Hasta aquí, el comportamiento del Gregorio local y el del Mr. Grey literario se solapan. Tal vez las consideraciones traserológicas de nuestro Gregorio sean menos sofisticadas, tal vez estén contaminadas «irremediablemente» de segundas consideraciones del tipo: «Humm, me parece que Lola ha cogido un par de kilos», pero digamos que no hay nada que distinga a los dos especímenes. La diferencia, en cambio, resulta evidente en el preciso momento en que pulsan el botón que pone en marcha el ascensor. Mr. Grey sufre una serie de fenómenos casi paranormales: su mirada se vuelve de metal fundido, su boca se entreabre ávida, su respiración se asemeja a la de un caballo en plena carrera, y ésa no es precisamente la única similitud con los équidos. Entretanto, en la cabina, el ambiente se pone al rojo vivo, un flujo de electricidad de alto voltaje erótico pasa de él a ella, y viceversa, hasta que el dedo de Mr. Grey (no, no, pero ¡qué mal pensados!) detiene, con un único y sabio golpe de falange, tanto el ascensor como el tiempo. Tras esto, se consuma el coito en un torbellino de gritos sofocados, gemidos y preservativos (extraídos de envoltorios de papel de plata que el personaje, ayudándose de sus dientes, blancos como las nieves del Kilimanjaro, rasga con precisión). Después, a pesar del dicho «post coitum omne animal triste est», Mr. Grey está pimpante como un cachorro de koala, dulcemente abrazado a su amada, a la que prodiga una serie de caricias nariz contra nariz en un movimiento impregnado de gratitud y de almíbar. Y a Gregorio, en cambio, ¿qué le sucede? A bordo del ascensor, su mirada se vuelve afilada como la hoja de una navaja mientras examina en el espejo las tristes señales de la calvicie incipiente y maldice como un koala al que le hubieran robado las apetitosas ramas de eucalipto. La boca asume la forma de un cucharón mientras pronuncia para sí un sofocado «¡A tomar por saco!» dirigido a las odiadas entradas que avanzan por su cabeza. A continuación, con el dedo extendido (no, no, pero ¡qué mal pensados!) le señala su frente a su amada y le pregunta: «En tu opinión, Lola, ¿es verdad que la calvicie se debe a un exceso de hormonas masculinas?» Lola lo tranquiliza, lapidaria: «No.» Ahora el ambiente se pone al rojo vivo. Gregorio detiene el ascensor mientras un flujo de electricidad de alto voltaje pasa de él a ella. Tras esto, se consuma una breve lucha, que concluye con la habitual lotería sobre quién de los dos irá a hablar con las maestras de los niños. Qué casualidad, es Lola la que gana.
http://bit.ly/1d3PPEE


¡DISFRUTA TU SEXUALIDAD!
Si te ha gustado este artículo y deseas recibir el siguiente no olvides subscribirte a nuestro feed y también puedes seguirnos el facebook/ sexpresate para conocer las novedades en nuestra web y desde el perfil de facebook/ Noa Sexpresate, interesantes artículos sobre pareja y sexualidad, además de las novedades.

0 comentarios :

Publicar un comentario