23.3.14

Kamasutra Gay

Hemos rescatado para todos vosotros un blog de la revista "Live Style", que trata sobre posturas del Kamasutra gay.

Es bastante interesante, sobre todo para aquellos que caen en la rutina o los principiantes.
Esperamos que os guste.

Os pasamos un link a nuestra biblioteca donde podéis adquirir un ejemplar del "Kamasutra Gay" de Alicia Gallotti.

¡Que tengáis un muy buen día!



Posturas del Kamasutra Gay

Vamos a revisar algunas de las Posturas más conocidas del Kama Sutra Gay, empezando por aquellas que permiten iniciarse sin necesidad de grandes alardes gimnásticos y sin volverse loco con los nombres.

Vale que este es el Blog del Kamasutra Gay, pero es que no puedo con los nombrecitos absurdos esos, así que lo primero que se debe asumir es que esto de las posturas es como la ciudad encantada de Cuenca, me refiero a que cuando dos cuerpos están entrelazados y a lo suyo, cada uno ve lo que le da la gana: grullas, casitas, arbolitos, bonobos, tigres, protozoos, a Mariano Rajoy haciendo el pino... Para quien no conozca Cuenca, esto va de formaciones absurdas de rocas calcáreas o calizas (ver Conan el Bárbaro para comprobar las mazas de Arnold y los pedruscos esos). Como ejemplo universal me valen las famosas cuevas esas con estalagmitas y estalactitas, donde también se empeñan en que veamos memeces por todos lados, que nunca sé cual es la que sube y cual la que baja, pero a mi todas me parecen pollas... en fin, que me voy del tema...
Total, que el consejo es que no hagáis caso a los nombrecitos dichosos, que encima a mí me provocan una flacidez inmediata. Y que hagáis menos caso a ninguna lista experimentada de posturas del kamasutra que contenga más de 8. Esas son las básicas del librito en cuestión, que multiplicadas por 8 maneras de tener el calentón, dan 64 combinaciones posibles.  A las 8 iniciales se añaden al final del libro otras 3, para que el humano follador pueda descansar mientras el humano follado se sitúa encima, y se lo curra. Un interesante anexo que debió ser muy de agradecer en la época por parte de vagos y lesionados.

Lo que sí hay es muchas versiones actualizadas de las famosas posturas hasta llegar a configurar lo que por ahí llaman el Kamasutra gay. Así que vamos a comenzar por una ración de posturas sencillitas, una de recomendaciones para empezar, es decir aquellas que facilitan la primera fase de introducción. No necesito decir que lo de los nombres lo toméis como queráis, para mí que lo importante son las fotos.


LA CUCHARA
Un clásico, también conocido como “hacer la cucharita”. Es una postura muy cómoda, lejos de grandes esfuerzos físicos, con movilidad algo reducida y una profundidad de penetración limitada, lo que la hace recomendada para principiantes. Deja las manos libres para juguetear, masturbar, acariciar o lo que se tercie. Ofrece una buena superficie de contacto y buenas posibilidades para besar y mordisquear el cuello del acompañante. Si no existen aspiraciones románticas más allá del buen polvo, es recomendable vigilar no quedarse dormido tras la faena, lo más peligroso de esta postura pues evoca inmediatamente la posibilidad de algo más.
El pasivo puede masturbarse, sujetarse la pierna y levantarla hacia el pecho si quiere aumentar la profundidad de penetración, levantar la pierna para dejar su pene más accesible, o simplemente acompañar rítmicamente las embestidas del compañero con el movimiento de sus caderas.


EL ELEFANTE
Un pequeño giro nos permitirá pasar de la cuchara al elefante sin un gran desgaste físico. Con el elefante se disfruta de una buena estimulación anal además de un contacto físico máximo, al incluir la sensación de peso del uno sobre el otro. El pasivo está bastante limitado de movimientos, a merced del compañero, que puede aumentar esta sensación agarrándole de las muñecas y que controlará el ritmo de la penetración en todo momento.

El pasivo puede estar completamente tumbado o bien apoyarse en los brazos para levantar un poco el torso. Puede abrir las piernas un poco para facilitar la penetración o jugar a apretar los muslos para aumentar la estimulación. Notará como sus genitales frotan con la superficie en que descansa su cuerpo, o que puede aprovechar para obtener una estimulación extra. Colocando una almohada debajo levantará un poco el trasero facilitando la entrada.

El pasivo manda
Vamos a revisar una colección de posturas en las que el chico pasivo ocupa la posición superior, tomando en cierto modo el control de las maniobras sexuales. Es una forma de hablar… Estas posturas tienen el atractivo principal de cambiar en cierto modo los roles de “poder”, ya que la parte de la pareja que es penetrada toma el control para darse placer a sí mismo y a su compañero, marca el ritmo o la profundidad de penetración y puede hacer las paradas técnicas que necesite.

No en vano esto de estar arriba o abajo tiene una significación simbólica muy especial: pertenencia, jerarquía, poder. Me viene a la memoria el estricto código sexual de la Mafia que contaba Saviano en “Gomorra”, según el cual quien elige estar debajo también elige implícitamente someterse, incluso en otras facetas de la vida. La psicología es uno de los conocimientos básicos de la escuela primaria del mafioso. Total, que a mí el contraste “pasivo que manda” me parece precioso. Adicionalmente, estas posturas vienen de maravilla para sujetar los impulsos eyaculatorios del tipo “Speedy González”.

Por contra, se pasa a llevar el peso del desgaste físico, eso que uno nota generalmente en las agujetas del día después, porque en el momento, con el chute de adrenalina, testosterona y demás, todos parecemos atletas sexuales. Veamos las variantes.

LA ANDROMAQUIA 
Horroroso el nombre, es cierto. Pero las sensaciones que depara, mucho mejor. Activo tumbado, pasivo sentado encima, apoyado sobre las rodillas. Desde ahí se tira de muslos para generar vaivén. Poder mirarse fácilmente y disfrutar las caras de vicio en medio de la faena es un plus. En caso de terminar la fiesta con esta postura, no hay que perderse la eyaculación sobre el pecho del acompañante. Si llevabas mucho tiempo en el dique seco ten en cuenta que llegarás más lejos. Ojo con el cuadro que compraste en tu visita a la galería de arte y que tan bien queda en el cabecero de la cama o lo convertirás en un Pollock.

Riesgos: rozadura de rodillas del día después, agujetas en aductores, chorreras en el cabecero de la cama.

EL COLUMPIO

Lo mismito pero mirándole tiernamente los pulgares en vez de las pupilas. El columpio clásico se realiza colocándose en vez de sobre las rodillas, sobre las plantas de los pies, en cuclillas. La apertura es mayor lo que incrementa la profundidad de penetración, el peso cae en mayor medida sobre el compañero, aunque se regula a voluntad. Depende de lo ejercitado que andes de gemelos, si te has dado cuenta ya, esta postura no es más que las clásicas sentadillas, sólo que con bastante más diversión. Estupendísima para mantener a tono los glúteos. Al inclinarse hacia adelante y atrás se pueden obtener diferentes sensaciones con la variación del ángulo de penetración.

Riesgos: los mismos que hacer sentadillas, hacen falta buenas piernas; aplastamiento del compañero en caso de que te venzan las piernas y hayas subestimado tu sobrepeso; si no tienes buenos tatuajes en la espalda y/o una cadera con ritmo, corres el riesgo que tu chico se canse de contar las humedades del techo.

LA MARIPOSA 

Como si de un truco de prestidigitador se tratara, podemos convertir un columpio en una mariposa. Suena precioso ¿verdad?. Tres fáciles pasos. 1. Bien ensartados según hemos explicado en el columpio, giramos despacito para ponernos mirando de frente a nuestro compañero. 2. Echamos el cuerpo hacia atrás apoyándonos en ambos brazos. Y 3. Nuestro compañero se incorpora a su vez un poco sobre sus brazos. ¡Voilá! Les presento a la mariposa. Algunas variantes incluyen apoyarse y/o agarrar los tobillos del compañero. En cualquier caso un mar de sensaciones está servido.

Riesgos: darse cuenta de que la forma física no te alcanza en brazos y piernas y que no sois capaces de aguantar el ritmo que os está pidiendo el cuerpo con esta postura. Ojo con las luxaciones en los brazos.

EL YING Y EL YANG

La quintaesencia de las posturas con pasivo arriba. Todo misticismo y circular de energías en perfecta armonía y equilibrio. Y equilibrio precisamente es lo que se necesita para no acabar con la cadera, los tobillos o las rodillas descoyuntadas. Es una exageración, claro, pero ojo con esta postura y sus riesgos. Aquí el activo aunque esté debajo es el que lleva todo el peso del pasivo sentado sobre él. Los dos en cuclillas. Conviene tener algo para agarrarse (pared, cama o silla) y ayudarse de los brazos para mantener el equilibrio al principio. Una vez dominada, el juego de brazos, la cercanía de los cuerpos en estrecho abrazo y la mirada cercana del otro, hacen que uno olvide el crujir de tendones y huesos. Garantizado
.
Riesgos: ninguno, tan solo recordar que al contactar con el servicio de urgencias médicas, es mejor llamarla por su otro nombre: “nos hemos lesionado haciendo el cangrejo”, que es más popular entre los camilleros de medio mundo.


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